miércoles, 12 de marzo de 2014

Miremos hacia dentro?

En primer lugar mando mis felicidades a todos las compañeras y compañeros que han sido aumentado en grado por Sensei Paco en Benissa, durante los examenes de éste semana (10-13.03.2014).
El comentario de Sensei Paco, durante la entrega de los cinturones nuevos a los alumnos adultos, ha sido muy significante en mi punto de vista. Durante las examenes, la calidad de las actuaciones de los candidatos ha sido, segun Sensei Paco, muy por debajo del nivel normal de lo que demuestran en las clases.
¿Cual es la causa de ésta diferencia?
Creo que la causa es el miedo.
Por causa del miedo no tenemos nuestros nervios bajo control y nuestro rendimiento físico, mental y emocional está por debajo del nivel requerido.
¿Pero de que tipo de miedo se trata?

El temor al fracaso.

Es verdad que conosco muy bien el temor al fracaso por que ha sido presente durante gran parte de mi vida.
Este temor al fracaso ha sido para mi un verdadero terrorista; me daba palpitaciones de corazon, diarrea, manos sudorosas, perdida de memoría, paralización corporal y mental.
Por ejemplo durante mis primeros examenes a la universidad de Gante, he fracasado en la primera sesión del mes de junio del año 1963 por causa del temor al fracaso. Pero he vuelto en el mes de septiembre y he sido aprobado sin problemas.
¿Como ha sido posible?
Simplemente por que mi padre tenía confianza en mi y me dijó, poniendo su mano sobre mis hombros: "No pasa nada hijo si has fracasado ahora. Siempre puedes reempezar tus examenes otra vez. Con cada fracaso podemos aprender algo."
Es decir que mi padre me dé un regalo muy grande que se ha quedado conmigo durante el resto de mi vida: Cualquier fracaso no ha sido para mí un catástrofe total pero una situación que me daba la oportunidad de aprender algo nuevo.
Pero por eso hace falta coraje.
Mucho coraje.
Admito que muchas veces he sido un cobardo, echando la culpa de mís fracasos a otras personas. Me faltaba la madurez emocional.
Sobre todo me faltaba el coraje de mirar hacia dentro, el coraje de afrontar mis miedos, el coraje de descubrir el verdadero yó del hombre Bruno. Durante decadas he preferido ocultarme detrás de mí máscara que presentaba diariamente al mundo. Todos ocultamos nuestro verdadero yó para nosotros mismos intentando de cubrir nuestros temores con la "asistencia" de la telebasura, de alcohol, nicotina, otras drogas, fútbol, sexo, comida rapida, ruido, etc....Preferimos negar que tenemos miedo. Pero como artistas marciales sabemos que no podemos mentir con nuestro cuerpo. Por eso es tan interesante de ver que hay muchos Kuys (cinturones de color) que tienen más madurez emocional, más confianza en sí y menos miedo de un Dan con cinturon negro. El cinturon es nada más que un simboló.

Afortunadamente somos karate-kas y podemos encontrar el coraje de mirar hacía dentro.
Es decir que hemos eligido el camino difícil de ser artistas marciales.
Para mí, vivir como un artista marcial significa que mi objetivo final en éste mundo es de transformar no solo mi cuerpo, pero mi vida entera en obra de arte.
¿Como es posible?
No es facil pero es posible a través de la mirada hacía dentro.
¿Pero que es la mirada hacía dentro?
Aqui el Bushido nos ofrece una respuesta.
Antiguamente el Bushido ha sido el sendero espiritual del guerrero, pero en el dia de hoy es el sendero espiritual del artista marcial.
El Bushido es un conjunto de conocimientos sobre las artes marciales, sobre nosotros mismos y sobre la vida que queremos vivir.
La practica del Bushido requiere
- el conocimiento de nuestro cuerpo y de nuestra respiración, (no olvidas que la medicina tradicional china es un pilár de nuestra escuela)
- la introspección,
- la meditación,
- el manejo de nuestras emociones en diferentes situaciones,
- la estabilidad de nuestros pensamientos,
- la sincronización de nuestros movimientos y de nuestra energía con los movimientos y la energía del universo,
- la empatía que tenemos para todos los seres vivos, con la naturaleza y el universo entéro.

Lo sé que es mucho, pero tenemos toda la vida para aprender y practicar todos los aspectos del Bushido.
El sendero espiritual del karate-ka ha sido influido profundamente por el Budismo, sobre todo por la corriente Zen del Budismo y ahora son parte integrante fundamental del Bushido.

 No es por casualidad que nuestro Sensei Miguel Gomez ha bautizado nuestra organización nacional

"ZEN Okinawa Karate-DO KobuDO".

¿Pero como puedo empezar con la practica del Bushido?
Es verdad que has empezado yá por que estás leyendo éste articulo.
Pero si quieres efectivamente empezar a mirar hacia dentro, y si quieres empezar con el enfrentamiento de tus nervios y de tu temor al fracaso de una manera muy fácil, te invito a buscar un maestro o una maestra que te enseña a meditar. 
Si vives cerca de Benissa, te invito a acompañarme un sabado a una sesión gratis en la fundación Sakya donde podemos aprender a meditar.
Meditando descubrirás tu propia respiración, tu propio silencio y tu propia tranquilidad. Con el silencio y la tranquilidad podrás aprender a estabilizar tus temores, tus pensamientos y tus emociones. Y verás la diferencia en tu practica de las artes marciales y.....en tu vida entera.

Un abrazo de Bruno



domingo, 9 de marzo de 2014

Maestro Itosu y un bravucon

Maestro Yasutsune "Anko" Itosu (1831-1915) fue un gran experto okinawense en artes marciales. En el linaje de nuestra escuela el se encuentra entre su propio maestro Sokon Matsumura (1798-1890) y su alumno Kenwa Mabuni (!889-!952) quién fue el fundador de nuestro estilo Shito Ryu. Por eso considero Anko Itosu como un abuelo del Shito Ryu.
Sensei Paco Feliu me ha invitado el año pasado (2013) al examen de primer dan en karate y desde ya siete meses estoy preparandome. Me da un placer muy grande de aprender (entre otros katas) el kata que se llama "Itosu no Wansyu".
Por otro lado nuestro Sensei Miguel Gomez estará en Benissa durante el fin de semana del dia 04 hasta el dia 06 de abril 2014 impartiendo un curso de karate, kobudo y de kyusho.
En este contexto he encontrado en mi documentación una historia sobre el encuentro entre maestro Itosu y un bravucón. Es una ilustración de ló que significa el conocimiento de los puntos vitales de nuestro cuerpo.

Un bravucón cambia de habitos.

El bravucón Kojo era joven y fuerte cuando buscó camorra con Anko Itosu. A pesar de su fuerza y de su juventud, fue la pelea callejera más absurda (y la última) de su vida.
Como suele pasarles a los bravucones, Kojo se creía el tipo más fuerte de la ciudad. Practicaba la lucha con un grupo de jóvenes todas las tardes después del trabajo. Un día Kojo vio a Anko Itosu y uno de sus amigos decía, señalando al anciano: "Si quieres un desafio, prueba con el". "¿Quien es, no me parece tan fuerte?" preguntó Kojo. "Ese anciano es Itosu, el maestro de karate", le indicó su amigo.
El anciano tenía una larga barba gris y profundas arrugas en los ángulos de los ojos.
"Podría decir que he vencido a gran Anko Itosu", dijó Kojo. Pensó que su mejor opción era pillar a Itosu por sorpresa. Se aplastó contra la fachada de un restaurante, y esperó a que Itosu se dirigiese hacia la entrada. Itosu dio la vuelta a la esquina y sin previo aviso el bravucón saltó sobre el surgiendo de las sombras. Con un fuerte grito lanzó su mejor golpe de puño. Con un movimiento tan rápido que ni siguiera le dio tiempo a verlo, Itosu agarró la mano con la que el bravucón habia golpeado y se la metió debajo del brazo izquierdo. El dolor recorrió todo el brazo del bravucón como la descarga de un rayo.
"¿Y tú quién se supone que eres?", preguntó Itosu.
"Soy....soy Kojo", contestó el bravucón, jadeando de dolor.
"Bueno Kojo, ¿por qué no me acompañas? creo que tenemos unas cuantas cosas de que hablar", dijo Itosu.
Kojo no estaba en condiciones de negarse. Itosu tenía su brazo metido debajo del suyo. Cada cierto tiempo le daba, retorciendo, un pellizco en la muñeca para hacer saber al joven quién mandaba. Pero la mayor parte de la persuasión provenía de su agarre. Kojo se sentía como si su mano estuviese en un torno de banco. Tenía en ella un dolor punzante acompasado con el latido de su pulso.
"Bueno Kojo," dijo Itosu, "¿te conozco de algo? ¿Por qué se te ocurrió que tenías que atacarme?"
"Pues verá, señor", dijo Kojo, "era un reto".
"Ya veo", contestó Itosu.
"A veces venimos a la ciudad, yo con mis amigos", dijó Kojo, "y nos peleamos para poner en práctica nuestro karate." De repente el se dio cuenta de lo tonto que sonaba.
"Ya veo ", dijó Itosu y presionó con una torsión la muñeca de Kojo. El dolor recorrió como un relámpago desde la muñeca hasta el hombro, pasando por el codo.
"¿Y tu maestro de karate qué opina de esto? dijó Itosu.
"Bueno, en realidad no tenemos maestro", dijó Kojo.
"Ah", dijó Itosu con una gran sonrisa, "así que ése es el problema". Soltó el brazo de Kojo. El joven se frotó la mano intentando borrar las marcas dejadas por el dedo de Itosu. Tenía en la mano un dolor punzante y sentía una fuerte picazón al volver la circulación a los dedos.
"Lo que necesitas es un profesor. Estudiarás conmigo", dijó Itosu. "Tenemos que trabajar en tu velocidad y en tu kiai. Tu golpe de puño no está del todo mal, habrás de volver a aprender el movimiento de cadera para aumentar su potencia. Y por supuesto tendrás que dejar de buscar pelea."
"Si señor", respondió Kojo.
"Y tendrás que dejar de asustar a pobres ancianitos," dijó Itosu sonriendo burlonamente al joven.


Mi comentario.
Como has podido leerlo en otros articulos de mi blog, maestro Matsumura no tenía que pelearse con un herrero por qué solo con la fuerza de sus ojos y el tono de su kiai podía paralizar a su oponente. Tambien, por el respeto que el tenía por los animles, rehusaba de matar a un toro con sus manos.
Maestro Itosu no usaba la violencia (como por ejemplo una serie de puñetazos y patadas) para defenderse contra el ataque de un bravucón joven.
Para mí los actos de Matsumura y Itosu son ejemplos de lo que yó quiero conseguir.
Personalmente prefiero aprofundizar mi viaje en el sendero espiritual del karate-DO y kobu-DO y aprender todo lo que puedo sobre el arte del kyusho. Lo sé que mi verdadero poder no reside simplemente en defenderme con golpes y patadas sino en mejorar el control de mi mente, de mis emociones y en equilibrar mi espíritu. Mi objetivo final es de poder practicar el arte de no provocar la agresión. En otras palabras, poder, manteniendo la actitud mental adecuada, crear una atmósfera en la que al agresor en potencia le desaparezca el impulso agresivo. Creo que es mucha más importante que de tener un cinturón negro.

Un saludo cordial de Bruno