sábado, 15 de diciembre de 2012

Maestro Matsumura

En el libro titulado "Karate-Do, Mi Camino" del Maestro Gichin Funakoshi, el fundador del estilo de karate que se llama "Shotokan", he encontrado una historia fascinante sobre el Maestro Matsumura. Desde ya muchos años la historia ha sido para mi una fuente de inspiración por qué se trata de un enfrentamiento en lo cual ganó la persona con fuerza mental y no la persona con fuerza fisica.

Una lección importante

Un día entró en la tienda de un artesano de Naha (en Okinawa) un personaje que se distinguia claramente por su espiritu de gran guerrero.
-"Perdone, señor ¿no es usted Matsumura, el profesor de karate?", dijó el artesano.
-"Si", fue la lacónica respuesta. "¿Por qué?"
-"Bueno...Desde hace mucho tiempo aguardo la oportunidad de entrenar con usted."
Maestro Matsumura replicó conciso: "Lo siento, pero ya no enseño karate."
-"Entonces", dijo el artesano, "Si se niega a enseñarme, ¿se negaría también a combatir?"
-"¿Que dice?", exclamó Matsumura incrédulo. "¿Quiere combatir conmigo? ¿Conmigo?, repitió.
-"Exacto, ¿por qué no? En un combate no hay distinciones de clase."
-"No se trataría de un juego, sería una cuestión de vida o muerte. ¿Está preparado para morir?", decía el maestro.
-"¡Lo estoy!, confirmó el artesano. El sugirió como hora y lugar del combate las cinco de la madrugada de la mañana siguiente en el patio del palacio Kimbu y Maestro Matsumura aceptó.
A las cinco en punto, los dos hombres se encontraron frente a frente, separados unos 20 metros. El artesano hizo el primer movimiento, cerrando a medias sus puños, lanzó el izquierdo en posición gedan, mientras que el derecho permaneció a la altura de la cadera.
Matsumura, levantándose de la roca donde se sentaba, se enfrentó a su oponente adoptando la posición natural de shizen tai, con la barbilla apoyada en su hombro izquierdo.
Desconcertado por la postura de su adversario, el artesano se preguntaba si habría perdido el juicio, ya que aquella posición no parecía ofrecer ninguna posibilidad de defensa. Asi que se preparó a lanzar el primer ataque. En ese preciso momento Matsumura abrió los ojos y miró profundamente a su contrario.
Este cayó hacia atrás, empujado por lo que sentió como un rayo de luz. Matsumura no movió un músculo, permaneciendo de pie, en su sitio, aparentemente indefenso.
-"¿Que me está pasando?", murmuró el artesano para si mismo. "¿Por qué todo este sudor? ¿Por qué mi corazón late tan ferozmente? Si aún no hemos intercambiado ni un solo golpe...
Entonces escuchó la voz de Matsumura: "¡Eh, vamos! ¡Está amaneciendo! ¡Sigamos!"
Ambos se levantaron y Matsumura se colocó en la misma postura anterior. El artesano, por su parte, decidido a finalizar esta vez su ataque, avanzó hacia su oponente, 19 metros, 9 metros, 7 metros, 5 metros, 3 metros y allí se detuvo, incapaz de continuar, inmovilizado por la fuerza intangible que emanaba de los ojos de Maestro Matsumura.
-"¿Por qué no atacas?" dijó el maestro.
-"No entiendo", contestó el artesano. "Nunca había perdido un combate. Y ahora...".
-"Bien", contestó Maestro Matsumura. "Adelante".
-"Entonces te pido que me perdones", dijo el artesano iniciando el ataque, pero en ese preciso momento, de la garganta de Matsumura surgió un grito que el artesano le sonó como un trueno. De la misma forma que la energía de su mirada lo había inmovilizado, el atronador grito de Matsumura lo paralizó. El artesano descubrió que no se podía mover, realizó un último y febril intento de comenzar el ataque, cayendo indefectiblemente al suelo, derrotado.
-"¡Me rindo!", gritó el pobre artesano, "¡Me rindo!".
-"¡Qué!, exclamó Matsumura, "esa no es la forma de hablar de un karate-ka."
-"¡Fue una locura desafiarte!", dijó el artesano levantándose del suelo. "Me siento avergonzado. No hay punto de comparación entre tu saber y el mio."
-"Nada de eso", replicó Matsumura gentilmente.
-"¿Sabes lo que es la diferencia entre nosotros?", dijó Maestro Matsumura.
 "Tal vez la diferencia es que, mientras tú estabas decidido a ganar, yo lo estaba a morir si perdía. Esa fue la verdadera diferencia entre nosotros."

Para mi la historia no es unicamente una lección importante pero tambien una ilustración de ló que es para mi la base de la filosofía del verdadero karate-ka:  Jamás atacar, solo defender.

Un abrazo de Bruno

(He encontrado la traducción en Español del libro de Maestro Funakoshi en el catálogo de la empreza Kamikaze. El precio es de 11 €)